domingo, 20 de marzo de 2011
A mis Hijos Espiritual
Hijos míos , lo que tengo para decirles es muy poco, pero creo que sea el suficiente para intentar esc1arecer-les algunas lagunas.
Hay en la vida momentos en que deseamos algo, del fondo del corazón, es entonces en que nos encontramos en tal estado de ansiedad, que no somos capaces de discernir sobre la mejor manera de alcanzar nuestro objetivo.
Pero la comprensión de todo y de todos nos ayuda a resolver la mayoría de nuestros problemas.
El amor, la humildad y la tolerancia, esas tres palabras que, para algunos, no pasan de letras en un papel, para muchos significan una forma mejor de vivir y de desempeñar su papel en esta sociedad.
Camine, siempre, con esos sentimientos en el corazón, la libertad en sus almas y el amor por la vida.
La paciencia nos transforma en personas mansas, humildes y de corazón abierto.
Las dificultades nos llevan al trastorno, a punto de que perdamos la paciencia con todo y con todos.
En ese momento, debimos en los controlar para conseguir ayudarnos a nosotros mismos y a aquellos que están en búsqueda también de un consuelo.
Contestar, en los momentos de dificultades, no es bueno, pues sabemos que está faltando algo en nuestras vidas.
Ser paciente es controlar nuestra mente en el momento difícil.
Nada nos pasara por pasar .
Todo esta escrito por Dios en nuestras vidas, pues sólo así es que conseguimos mantener nuestros pensamientos vibratorios con aquellos que nos juzgan por que no supieron amar.
Amor es una palabra que para muchos no significa nada, pero para otros es el Don de la Vida.
Paciencia, mis hijos, es lo que este humilde padre pide cada uno de vosotros, pues en un mundo lleno de dificultades es que debemos confiar más en las fuerzas divinas de nuestros orixas
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