miércoles, 8 de agosto de 2012

CAMBIOS HUMANOS

No existe esoterismo verdadero sin cambios profundos en el comportamiento humano. Los cambios no existirán sin el estudio profundo de la psicología interior; para la práctica del auto conocimiento es imprescindible el estudio de la mente y el despertarse de lo que hay además de ella; y, nada de eso es verdaderamente posible sin la meditación. Es imposible que ocurran cambios duraderos y reales, en términos de individuos y en términos de humanidad, sin la práctica diaria y ampliada de la meditación. Pues justamente que es la humanidad sino la suma de colectividades! y que es una colectividad, sea ella política, social o familiar, sino la suma de individuos! Absolutamente, nada cambiará, si el individuo no cambiase. Y el hombre, como individuo, no cambiará en esencia, sino explorar, a través de la meditación constante, su interior. En verdad, más del 97% de las acciones y palabras de cada persona fueron generadas por el subconsciente, cuando no, por el infraconsciente. Eso muestra cuanto nuestras acciones son frágiles y inconsistentes, desproveídas de realidad y poco duraderas. No era de esperarse una humanidad diferente de la actual, ya que el hombre desconoce los motivos por los cuáles toma sus decisiones, aunque esas decisiones, externamente, muestren intereses fraternos o humanitarios. Sin embargo, sabemos cuánto son falsos los gestos del hombre, ya que por detrás de ellos, impulsados por los caprichos desconocidos para sí aún hay, casi siempre, intereses contrarios a lo aparente. La meditación es el punto neurálgico de todo eso, porque es aquí que podemos diferenciar la realidad de la ilusión. Inicialmente nos quedamos intentados pensar que todo camino parece fácil, deslumbrante y lleno de promesas. Pero, cuando nos referimos a la meditación, que exige esfuerzo, tenacidad, autodominio y paciencia, son raras las personas que vencen sus debilidades y se someten a una autodisciplina esencial en este trabajo. Una vez más diremos, y exhaustivamente no nos cansaremos de afirmar: no existe transformación sin el auto estudio sistemático y duradero de la meditación. El hombre nunca dejará de ser lo que es, hoy, mientras no descubra lo que su inconsciente le reserva, y eso sólo es hecho por la meditación. La miseria continuará y el sufrimiento y el dolor no desaparecerán; el odio, la codicia y el egoísmo, disfrazados con la ropaje filantrópica, aún dominarán nuestros actos y palabras, pues no se elimina lo que no se acepta o desconoce aún en sí. Y para que descubramos y eliminemos esos males de nuestro interior, necesariamente debemos usar la meditación. Finalmente, aunque Dios esté presente en cada persona, nunca podrá manifestarse entre tanto desorden, y el desorden está en nuestro estado mental caótico. Por eso, una vez más, la meditación podrá elevar por encima de la razón, a punto de nos conectar con la propia divinidad, de entrada por intervalos irregulares; después, con más constancia, y, finalmente, si perseveráramos, como un canal perpetuo para Su manifestación. Llamo la atención de vosotros sobre la seriedad del asunto y la disposición de ánimo necesaria para ese trabajo. Si usted, por sí aún, no comprendió la importancia de la meditación para su crecimiento, y no tomó la decisión de iniciarla, entonces infórmese y esclarézcase lo más ante posible , de lo contrario irá a fracasar. La disposición de ánimo necesaria para iniciar ese trabajo, cuyo fin es inexistente, no está fundamentada en el simple antojo pasajero o en el estado mental ilusorio, pero sí, en un principio superior, calcado en la voluntad . Sin embargo, llegará el día en que la meditación ya no será un sacrificio, pero sí el agua y el alimento sin los cuales la esencia divina, dentro de nosotros, no podrá sobrevivir. Cuando eso comience a ocurrir, la meditante podrá sentir lo soplo divino sobre su cuerpo, y ese soplo será como el bálsamo que alivia todos sus llagas, dando fuerzas para continuar su jornada, por más ardua que pueda ser.

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