Cuando comenzamos a recorrer el camino espiritual, buscamos
la perfección en nuestras vidas.
Tratamos de mejorar nuestro carácter, costumbres, ideas,
alimentación y hasta la vida social.
A veces, hacemos
sacrificios con la finalidad de alcanzar una vida más llena y feliz; sin
embargo, muchas veces no llegamos al estado de éxtasis o plenitud que deseamos.
La decepción puede llevarnos a rechazar la disciplina que
habíamos emprendido o, en el peor de los casos, puede desmoralizarnos hasta el
punto de pensar que “Dios se olvidó de nosotros”.Cualquiera que sea la
reacción, está sólo mostrándonos que cometemos un error. Y un error puede ser
corregido.
El Universo funciona como un gran ordenador: es preciso
saber tocar en las teclas adecuadas para obtener lo que se desea.
Cuando no lo estamos haciendo, el ordenador se detiene,
espera fría y silenciosamente la señal eléctrica correcto.
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