martes, 8 de enero de 2013

La unión aun hace la fuerza


La unión aun hace la fuerza


Formar parte de un terreiro  de Umbanda exige una conducta coincidente con la filosofía de la religión.
En otras palabras, no basta entrar en una gira con la mentalidad individualista, creyendo ser una pieza única dentro de aquel grupo.
Ciertamente cada uno posee su individualidad, sus valores particulares, convicciones y hasta afinidades. Eso todo es perfectamente normal, ya que somos humanos y esas características son inherentes a  nuestra naturaleza. Sin embargo es preciso ejercer el buen sentido  siempre. Es preciso tratar cada uno del grupo como su hermano de fe.
¿Pero  que significa eso? Significa que aún no habiendo lazos consanguíneos, cada miembro de la corriente debe tratar al otro como hermano. ¿Será que eso es difícil?
Tal vez en un primer momento, sí, finalmente cuando adentramos aun templo religioso recogemos, entre otras cosas, el crecimiento espiritual y, en ese primer momento, es probable que ese crecimiento aún no haya sido lo bastante para ejercer la hermandad de manera llena. Pero con el pasar del tiempo es imprescindible que ella sea ejercida, y más: es deber del dirigente del terreiro  de enseñar , ejemplifiquen  y exigir ese tratamiento de sus hijos de fe. Pequeñas intrigas, maledicencias, constitución de sub-grupos deben ser cohibidos, pues son esas actitudes, inicialmente pequeñas, que muchas veces derrumban un terreiro.
Dios, los orixás, las entidades de luz ciertamente no van aceptar ese tipo de actitud. No se trata de exigir la perfección, pues ya fue citada la naturaleza humana, pero se trata sí de intentar llegar el más prójimo posible a ella.
¿Y en que  momento es posible saber si ese objetivo está siendo alcanzado?
¿Será al final del año, cuando se realiza la confraternización del terreiro ?
 ¿O será en la fiesta de Cosme y Damião, cuando el terreiro se queda plagado?
¿ será aún en la fiesta de Iemanjá, cuando todos se unen para ir a la playa para venerar  la divina Reina del Mar?
Todas las respuestas arriba están erradas.
Es en el momento de dolor que descubrimos nuestros verdaderos amigos.
Y en el caso en cuestión, es en ese momento que descubrimos se existe realmente una hermandad o sólo un aglomerado de personas vestidas de blanco.
¿Su terreiro se une cuando uno de sus miembros pasa por un momento de dificultad?
¿Los demás se movilizan para ayudar a sanar su problema o al menos dar una palabra amiga? ¿No?
Entonces algo está errado. Es preciso volver a pensar algunas cosas urgentemente.

Muchos dirán que nada pueden hacer, finalmente cada uno tiene sus problemas cotidianos, sus obligaciones, su trabajo, los quehaceres domésticos, sus deudas. Pero se olvidan que extender la mano y practicar la caridad no significa sólo donar o prestar dinero o cosa parecida. Muchas veces la palabra amiga tiene más valor.
Aquella mano en el hombro seguido de la frase "usted no está sólo". Una llamada de solidaridad. Una plegaria, una vela para el ángel de la guardia del compañero de terreiro.
Son pequeñas actitudes que fortalecen los lazos y, siendo esos cada vez más apretados, fortalecemos también la espiritualidad que nos ampara. Nuestros guías y orixás encuentran en nuestra solidaridad la energía positiva necesaria para auxiliar aquel hermano desvalido. La unión aún hace la fuerza. Cuando nos unimos, nos fortalecemos, nuestra caída se hace más improbable. Acuérdese  que su ayuda es siempre muy importante y ella no es necesariamente una ayuda material, que va costarle tanto. A  veces los actos más nobles no cuestan nada.
Y al entrar en un terreiro como miembro de la gira no se olvide que aquellos que allí están, pasan a ser en aquel momento sus hermanos. Y como hermanos, un día pueden necesitar de usted, así como un día pueden extenderle la mano, pues usted no está inmune a los alternes de la vida.

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