La unión aun hace la
fuerza
Formar parte de un terreiro
de Umbanda exige una conducta coincidente con la filosofía de la
religión.
En otras palabras, no basta entrar en una gira con la
mentalidad individualista, creyendo ser una pieza única dentro de aquel grupo.
Ciertamente cada uno posee su individualidad, sus valores
particulares, convicciones y hasta afinidades. Eso todo es perfectamente
normal, ya que somos humanos y esas características son inherentes a nuestra naturaleza. Sin embargo es preciso
ejercer el buen sentido siempre. Es
preciso tratar cada uno del grupo como su hermano de fe.
¿Pero que significa
eso? Significa que aún no habiendo lazos consanguíneos, cada miembro de la
corriente debe tratar al otro como hermano. ¿Será que eso es difícil?
Tal vez en un primer momento, sí, finalmente cuando
adentramos aun templo religioso recogemos, entre otras cosas, el crecimiento espiritual
y, en ese primer momento, es probable que ese crecimiento aún no haya sido lo
bastante para ejercer la hermandad de manera llena. Pero con el pasar del
tiempo es imprescindible que ella sea ejercida, y más: es deber del dirigente
del terreiro de enseñar ,
ejemplifiquen y exigir ese tratamiento
de sus hijos de fe. Pequeñas intrigas, maledicencias, constitución de
sub-grupos deben ser cohibidos, pues son esas actitudes, inicialmente pequeñas,
que muchas veces derrumban un terreiro.
Dios, los orixás, las entidades de luz ciertamente no van
aceptar ese tipo de actitud. No se trata de exigir la perfección, pues ya fue
citada la naturaleza humana, pero se trata sí de intentar llegar el más prójimo
posible a ella.
¿Y en que momento es
posible saber si ese objetivo está siendo alcanzado?
¿Será al final del año, cuando se realiza la
confraternización del terreiro ?
¿O será en la fiesta
de Cosme y Damião, cuando el terreiro se queda plagado?
¿ será aún en la fiesta de Iemanjá, cuando todos se unen para
ir a la playa para venerar la divina
Reina del Mar?
Todas las respuestas arriba están erradas.
Es en el momento de dolor que descubrimos nuestros
verdaderos amigos.
Y en el caso en cuestión, es en ese momento que descubrimos
se existe realmente una hermandad o sólo un aglomerado de personas vestidas de
blanco.
¿Su terreiro se une cuando uno de sus miembros pasa por un
momento de dificultad?
¿Los demás se movilizan para ayudar a sanar su problema o al
menos dar una palabra amiga? ¿No?
Entonces algo está errado. Es preciso volver a pensar
algunas cosas urgentemente.
Muchos dirán que nada pueden hacer, finalmente cada uno
tiene sus problemas cotidianos, sus obligaciones, su trabajo, los quehaceres
domésticos, sus deudas. Pero se olvidan que extender la mano y practicar la
caridad no significa sólo donar o prestar dinero o cosa parecida. Muchas veces
la palabra amiga tiene más valor.
Aquella mano en el hombro seguido de la frase "usted no
está sólo". Una llamada de solidaridad. Una plegaria, una vela para el
ángel de la guardia del compañero de terreiro.
Son pequeñas actitudes que fortalecen los lazos y, siendo
esos cada vez más apretados, fortalecemos también la espiritualidad que nos
ampara. Nuestros guías y orixás encuentran en nuestra solidaridad la energía
positiva necesaria para auxiliar aquel hermano desvalido. La unión aún hace la
fuerza. Cuando nos unimos, nos fortalecemos, nuestra caída se hace más
improbable. Acuérdese que su ayuda es
siempre muy importante y ella no es necesariamente una ayuda material, que va
costarle tanto. A veces los actos más
nobles no cuestan nada.
Y al entrar
en un terreiro como miembro de la gira no se olvide que aquellos que allí
están, pasan a ser en aquel momento sus hermanos. Y como hermanos, un día
pueden necesitar de usted, así como un día pueden extenderle la mano, pues
usted no está inmune a los alternes de la vida.
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